domingo, 13 de mayo de 2012

Amy Winehouse


 Música para atardecer el domingo.

viernes, 4 de mayo de 2012

Política Vs Corporaciones


La amplia aprobación del proyecto oficial sobre la expropiación de YPF y la declaración de interés público del recurso petrolero, amplía el glosario de aciertos kirchneristas, y también las fronteras de lo que está en capacidad de hacer la democracia argentina.
 
En sus nueve años en el gobierno, el kirchnerismo no sólo tomó iniciativas que transformaron la realidad de muchos argentinos y revirtieron situaciones que parecían inmutables, sino que además, en su contorno complejo, a veces opaco, otras veces brillante, y cuando no sinuoso, devuelve una imagen diferente acerca de lo que es posible hacer en la Argentina.
 
Hubo un país en el que cualquiera podía hablar largamente en televisión sobre la estatización de YPF, el no pago de la deuda externa o (ya no en televisión) de una ley de medios de la democracia, básicamente porque eran cosas que sonaban bonito, pero que nadie con poder suficiente se atrevería a llevar adelante. Como esas canciones rebeldes que los cantantes interpretan en los casinos.
 
A nueve años de Gobierno kirchnerista, es posible afirmar que hay que cuidar mejor las palabras, porque en ese período de tiempo la democracia argentina tomó una potencia desconocida: ya no hay garúes de la city, ni magnates de los medios, ni estancieros, ni organismos multilaterales de crédito que clausuren toda discusión antes de que sea dada. Lo dicho, no significa que las causas justas no encuentren obstáculos, o que los actores mencionados no califiquen; pero lo cierto es que el poder corporativo guarda una relación diferente, tanto con el poder político como con la ciudadanía en general.
 
El mayor obstáculo que encuentra una comunidad para desarrollarse íntegra y equilibradamente, quizás sea el interés particular. El interés individual de una sociedad “darwinizada” clausura el interés general. De allí que los pueblos construyan instituciones superiores y entreguen a ellas (al Estado) el poder de las armas. Sin embargo, el mundo de hoy cuenta con potentes representantes de intereses privados, que colonizaron a los Estados y los superaron en recursos y capacidades. Las grandes multinacionales y algunos organismos multilaterales expresan esa situación.
 
Desde el 25 de mayo de 2003, el kirchnerismo no ha hecho más que empoderar al Estado para que los habitantes sean cada vez más ciudadanos. La argentina de hoy, cuenta con una ciudadanía activa, potente y democrática, que cada día teme menos a las transformaciones, y exige a sus políticos que las lleven adelante.
 
Alcanza con observar los conflictos que están desatados en el mundo para entender la relevancia que tiene cualquier decisión vinculada a los hidrocarburos. Esa situación, debe ser ponderada a la hora de analizar la iniciativa encarada por Cristina Fernández de Kirchner. Ni “la caja” o el cuidado de “la imagen” justifican una decisión de semejante envergadura y riesgo: vale decir: la decisión de la Presidenta no es propia de aquellos políticos que se inclinan a (por) la comodidad o la simple permanencia en un cargo determinado. Algo de eso indicó el jefe de la bancada del FPV-PJ Agustín Rossi en su discurso en la Cámara de Diputados: citó a Scalabrini Ortiz y dijo: “Desalojemos de nuestra inteligencia la idea de la facilidad. No es tarea fácil la que hemos acometido, Pero no es tarea ingrata. Luchar por un alto fin es el goce mayor que se ofrece a la perspectiva del hombre. Luchar es, en cierta manera, sinónimo de vivir: Se lucha con la gleba para extraer un puñado de trigo. Se lucha con el mar para transportar de un extremo a otro del planeta mercaderías y ansiedades. Se lucha con la pluma. Se lucha con la espada. El que no lucha, se estanca, como el agua. El que se estanca se pudre.”
 
La ciudadanía argentina, o al menos una parte significativa, no parece dispuesta podrirse, a ver cómo la mitad de sus integrantes se eternizan en situaciones de carencia y sometimientos. Argentina, tiene una ciudadanía activa y dispuesta a tomar algunos riesgos que permitan transformar la realidad.
 
Este escenario tiene algunos orígenes inhallables y otros identificables: entre los últimos, se encuentra el kirchnerismo.

Lo publicamos en Prensa3m

martes, 1 de mayo de 2012

Vélez: ¿una fotografía, o el comienzo de una etapa?


“Hasta YPF, algunos se creían mejores y más comprometidos que su conductora, pero ya no”.
 
“Falta la construcción política e institucional que no haga depender la transformación y el cambio en una o dos personas. Ese es el gran desafío que tenemos hoy los argentinos y los jóvenes: cómo hacer para que tanta lucha no sea en vano”. Lo dijo la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 11 de marzo de 2011 en la cancha de Huracán. Fue su primer acto político después del fallecimiento de Néstor Kirchner y todavía no había anunciado su precandidatura presidencial. Ambos tópicos concentraban la expectativa. Esa jornada, la ausencia de Néstor Kirchner se veía en los ojos transparentes de la muchedumbre; la expectativa por la candidatura de CFK se escuchaba: borombombón, borombombón, para Cristina, la reelección, dijo Huracán cuando apareció Cristina. En cambio el clima del viernes en Vélez tuvo más que ver con lo festivo.
 
La recuperación del control de la petrolera YPF es interpretada como un signo de enorme fortaleza y transparencia en el rumbo de este Gobierno, con el cual se puede estar de acuerdo o no, pero es difícil dudar de sus motivaciones y repertorios para afrontar problemas.
 
Este clima que generó la recuperación de YPF es motivo de felicidad para muchos. Siempre que la fe de un pueblo se ve respaldada por la acción de su Gobierno, es motivo de felicidad para los “feligreses”. Y al contrario de lo que ocurre con la religión, que renueva la Fe con el ritual, en la política la fe precisa respaldarse con acciones de Gobierno. Así, el acto de Vélez fue doblemente eficaz: por una parte cumplió con todas las características que debe reunir un ritual, y por otra, la concurrencia fue a compartir una nueva realidad, una nueva decisión gubernamental, una decisión que respalda con hechos lo que se predica a diario: la voluntad de intervenir, con el Estado, a favor del interés social, la recuperación del control de una empresa estratégica para el desarrollo nacional y constitutiva de eso que llaman “orgullo nacional”.
 
“Cristina, cuente con nosotros para lo que falta”, iba a ser la consigna de la convocatoria para el acto de Vélez, que, como contó CFK, lo había propuesto el Movimiento Evita para el 9 de marzo (el 11 de marzo fue domingo). En cambio, luego de la nacionalización del control de YPF la consigna cambió a “Unidos y Organizados”, precisamente, lo que en 2011 Cristina había subrayado como carencia. Es que incluso las organizaciones kirchneristas suelen dudar de la voluntad de transformación y de las decisiones de la Presidenta, por eso el condicional: “para lo que falta”, pero desde el reciente anuncio, la fe kirchnerista amplió sus fronteras.
 
De esa manera, el kirchnerismo puede pensarse a sí mismo al margen del interés de cada una de las corporaciones (organizaciones) que lo integran. Hasta YPF, algunos se creían mejores y más comprometidos que su conductora, pero ya no. La expresión más clara de aquella situación está reflejada en el alejamiento de Hugo Moyano, que expresó con demasiada clarividencia su fe en sí mismo.
 
El desafío para el kirchnerismo, es producir una organización en unidad que transforme la foto de vélez, en el primer ícono de una nueva etapa.

Lo dijimos en Prensa3m