“Acá era un desastre, todo un empedrado hecho mierda, lo asfaltaron cuando vino la conchuda de la presidenta, cuando inauguró las remodelaciones del colegio y la ampliación del hospital de niños”. Lo dijo un taxista canoso, de excelente dicción, su pelo todo blanco y hablar pausado.
La Presidenta: Bárbara, por conchuda. El tachero… Bárbaro, por negro sucio y mal hablado, a pesar de la dicción. El Colegio Nacional: cría bárbaros que se beben de arriba todo el confort y el prestigio del centenario Colegio Nacional. Los egresados del colegio nacional: unos bárbaros peronistas a los que más tarde también les regalaron un título universitario. Los otros egresados del Colegio Nacional: de lo poco civilizado que le queda a este país, gente culta ¿vio? Gente bien, no como estos tilingos que con los primeros pesos se compran la Eco Sport.
“Acá está todo al revés. “El peor error que hizo Menem fue sacar el servicio militar obligatorio”. “El problema está seis cuadras más allá, eso no tiene solución, hay favelas, los pibes vienen hasta acá y a la noche te chorean todo”.
Gusta a los civilizados los conceptos de nuestro amigo taxista, pero en el criterio de evaluación civilizado pesa más que sea negro, sucio, taxista, mal hablado y seguro usa escarbadientes después de la cena, mientras toma el vino con soda. Tampoco se ponga puntilloso, usted civilizado que se la da de negro peronista, que egresó del colegio nacional: las favelas están a algo más de seis cuadras, casi le diría que a unos miles de kilómetros, usted y yo lo sabemos, pero el concepto se entiende, el taxista no fue al colegio nacional ni a brasil en los noventa, pero igual odia a los que viven en las favelas y a los que viven en la 11-14.
El taxista no es aceptado por la civilización bárbara europeizada ni por la astuta progresía doctorada en Galeano y luqueada con pulóver peruano; no es de la gauchocrasia ni marcha con los negros peronistas: es bárbaro. Es una suerte de cowboy suburbano. Ganado cimarrón que se gana la vida sin atenerse a más normas que las que rigen esta jungla gris. Principios con arreglo a fines muy claros, métodos que no reflejan la misma luminosidad. Proclives a pasar los semáforos en rojo. Ardientes amantes de la queja. Policías de las buenas costumbres, aunque de dudosa reputación.
En definitiva: los que leen La Nación dicen que todos los demás son Bárbaros; la progresía doctorada en Galeano dice que bárbaro es el mayor genocidio que registra la historia de la humanidad: la matanza de (nótese el oxímoron) indios americanos, y las cátedras de fascismo para principiantes, incluidas en la bajada de bandera del taxi; los peronistas cultos no hablan en términos de civilización o barbarie, pero les resulta imposible gambetear esos conceptos cuando rememoran el golpe del 55, el del 76, el bombardeo a la plaza, la exclusión del neoliberalismo, y cuando suben al taxi. De modo que el único sujeto social sobre el que todos los sociólogos de peluquería acuerdan en llamar bárbaro: es al taxista.
Muy bueno compañero.
ResponderEliminarDe todas maneras me parece que es un sujeto creado por nosotros que el que labura en el taxi, como que adopta.
Y viviani uno de los capanga que más banca al Proyecto NyP