viernes, 24 de diciembre de 2010

Como un tren


Este blog no es amigo de atribuirle a Duhalde todo lo malo que ocurre en la provincia de Buenos Aires y Capital Federal; y menos amigo aún, de los que le adjudican al ya lanzado candidato presidencial, la capacidad de domar todas entre todas las tempestades, rumbo a un paraíso para todos, claro.

No obstante, el ex presidente, si bien ya no es quien supo ser, y al parecer de este cronista, lo tuvo y lo perdió, es menester leer con atención la nota que publicó Roberto Caballero el 17 en Tiempo Argentino. Allí, alertó sobre la inminencia disturbios en Constitución:

2+2=4

Habría reventa general de tickets de Ferrobaires para el 20 de diciembre. Duhalde habla en Costa Salguero. El pedido urgente de la Rosada a Scioli.

Un periodista aprende muchas cosas en sus años de oficio, pero quizá lo más difícil sea dar una noticia cuando esta todavía no se produjo. El lunes 20 de diciembre, es decir, dentro de tres días, Constitución puede estallar. Es probable que mucha gente llegue a la ventanilla de Ferrobaires para comprobar que su pasaje no lo lleva a Mar del Plata sino a la decepción, y todo producto de una sobreventa general de tickets. Es probable, también, que toda esa gente se enoje y reaccione mal, y casi seguro que, si esto ocurre, no falten móviles de TV registrando el caos, en una fecha de alto voltaje político y emocional: el aniversario del 19 y 20 de diciembre de 2001. Uno puede imaginarse la escena, en este ejercicio de algo que podría llamarse “periodismo de antipación”. Todo esto puede suceder o no. Si Dios creó el mundo en siete días, qué no puede deshacer en tres, pero si se analiza la reacción que anoche tuvo Juan Pablo Schiavi, el secretario de Transportes de la Nación -cumpliendo directivas de Julio De Vido y Cristina Kirchner-, enviándole una nota urgente a Daniel Scioli -de quien depende Ferrobaires- para que “se proceda a desocupar por parte de la Unidad Ejecutora del Programa Ferroviario Provincial (UEPFP) y/o Ferrobaires y/o cualquier empresa autorizada por la misma, todas las áreas de las que ocupa en la Estación Terminal Plaza Constitución y aledaños”; y advirtiendo que “el gobierno nacional deslinda todo tipo de responsabilidad ante el comportamiento o hechos que pudieran ser ocasionados por el personal o allegados a Ferrobaires”, hay que reconocer que la versión de la reventa con escándalo fue tomada muy en serio por la Casa Rosada.

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