viernes, 28 de octubre de 2011

Las heridas de Néstor Kirchner


En los rasgos de los agradecidos, se pueden ver las huellas de la tortura de los represores, del sometimiento de los más aptos, la humillación de los poderosos, y el sufrimiento de años y años de frustraciones. En las manos curtidas de los agradecidos hay un sinuoso recorrido en busca de la sobrevivencia. Hay millones de manos que se curtieron en el rose con las herramientas, con los desechos de los demás, con la mierda. En los ojos de las Madres agradecidas están sus ausencias.

Néstor Kirchner acogió todas las huellas, todos los sufrimientos y todo el miedo, y nos lo devolvió en forma de demanda política. Con Néstor, la política volvió a ser la forma de luchar contra la humillación y el sometimiento, porque él, desde lo político, nos demostró que en la contienda política, podemos sanar las heridas más profundas. De las bocas que reproducían gritos desgarrados, empezó reproducirse un lenguaje.

Y en ese lenguaje que él nos invitó a compartir, está su compromiso y su eficacia en la lucha contra la violencia. Porque esa puja por el poder a través de la lucha política, se impuso sobre la lucha por la sobrevivencia a los márgenes de la civilidad, y sobre la reacción violenta que emerge cuando las sociedades se ciegan.

Sin realidades duraderas ni herramientas para proyectar futuros, el 19 y 20 de diciembre de 2001 nos encontró en medio de la violencia, hubo asesinados allí, y hubo los crímenes temerosos cuando Duhalde se sintió amenazado. En cambio, en los momentos más intensos de la lucha por el interés económico desatada a raíz de la resolución 125, apenas pudimos ver unas trompadas en la plaza de mayo.

Las heridas, que nos absorbió Néstor Kirchner, y la arena política a la que nos empujó, nos permitió volver a creer, a disponer de nuestras inteligencias y asumir ciertas reglas de la democracia para luchar por los intereses de nuestra colectividad. Y en esa contienda política por la defensa de los valores, de las verdades que cada grupo acoge, y por el interés que persigue cada quien, los kirchneristas aprendimos que ese campo es emocionante, y que de la voluntad de transformación de la realidad social que se expresa cotidianamente en el quehacer político o ciudadano, también puede emerger el amor.

Cuando Néstor Kirchner se abraza y bromea con Hebe de Bonafini, rompe esa muralla que separa a las madres de los desaparecidos de los sobrevivientes. Destruye la culpa, deja que se asomen las heridas, nos muestra que hicimos recorridos distintos y nos invita a ser parte de lo que no pudimos ser, ya sea porque nacimos tarde, nos amputaron la identidad, nos mutilaron, nos desaparecieron, nos empujaron a la marginalidad, nos señalaron por drogones, por putos, por negros, peronistas, zurdos, anarcos, vagos, sindicalistas o inconvenientes, por lo que sea que sea o haya sido alguna vez, todas las heridas pueden ser parte de una identidad más en el multiforme entramado político del kirchnerismo. Todos podemos, desvergonzados, dejar que se asomen nuestras cicatrices, transformarlas en una historia, fabricar un lenguaje para contarla, y hacer política para sanarlas.

Casi todos, lo conocieron a Néstor Kirchner cuando sus heridas ya eran parte de un relato que era producido desde un nicho de la política, todos fueron a Néstor para reclamarle algo, y él contestaba: bienvenidos a la militancia política.

Esa posibilidad de hacer de nuestra debilidad una fortaleza, es lo que devolvió a los argentinos eso que llaman “autoestima”, porque en la Argentina , rebalsaban debilidades y sobraban heridas pútridas, que no identificaban actores políticos, sino que conformaban sujetos estigmatizados.

Cuando Néstor Kirchner asumió como propia la tragedia de los militantes desaparecidos, y de algún modo se enlutó con sus madres y sus hijos, magnificó el estigma, lo incrustó en el seno del poder, y obligó a curarnos de ese espanto, a través de la reapertura de los procesos judiciales contra los represores y la construcción de un relato oficial sobre la dictadura, que sacó de la opacidad los nombres y las historias de los 30 mil desaparecidos.

Ese mecanismo fue reiterado: con cada estigma una bandera política, con cada bandera un compromiso con la justicia, una contienda política, la construcción de una nueva verdad, y el nacimiento de realidades que satisfacen a más.

En esa dinámica cada vez más apasionante y multitudinaria estábamos el 27 de octubre de 2010. Esa mañana Néstor Kirchner se murió, y muchos nos emocionamos por primera vez. Su muerte común nos dejó a la intemperie, permitió a muchos ver que con él estábamos protegidos, y encontró a todos emocionados en las plazas, en búsqueda de abrazos. Y otra vez, Néstor hizo de las debilidades fortalezas: todos los tullidos, los amputados, los marginados, los señalados por las miles de razones que no existen, se encontraron en la Plaza de Mayo, dándose protección, porque en definitiva, eso también es lo que Kirchner dio a la política: la posibilidad de proteger al otro. Por eso, desde Néstor Kirchner, la política volvió a ser una actividad humana.

Para Prensa3m
Foto: @_tweetordie

jueves, 27 de octubre de 2011

Gracias


Agradecí por primera vez, a Néstor Kirchner. Permitió que hacer política vuelva a ser emocionante.

Foto: @_tweetordie

martes, 25 de octubre de 2011

Se abre el libro de pases


"¿Qué diputada abandonará antes al partido con el que entrará a la Cámara en diciembre? ¿Graciela Ocaña o Patricia Bullrich? La Cívica Pato podría ser favorita porque amaga hacerlo desde hace un tiempito. Y ha jugado con más camisetas que Toresani o el Tweety Carrario, dos futbolistas que trajinaron en muchos clubes. Pero “la Hormiguita” seguramente andará maquinando si seguir en yunta con Francisco de Narváez le es redituable o si le conviene buscar otra querencia, en la que pueda combinar su perfil denuncista con una agenda progresista, algo muy difícil de colar en las huestes de El Colorado." Adelante con las apuestas amigos. La nota completa de Mario Wainfeld acá.

miércoles, 19 de octubre de 2011

“No le creo nada”


La política testimonial llegó a su máxima expresión en el último spot de Ricardo Alfonsín, en el que le habla a la Presidenta porque siente que tiene que decirle algo: “no le creo nada”, le dijo. Y concluye en que “alguien se lo tenía que decir, y quién iba a ser” sino Alfonsín.

Con la voz quebrada, el candidato desafía a la Presidenta y nos alerta sobre una serie de fantasmas de los que ya nos hablaron, pero nadie vio. El candidato interpela a la Presidenta como si estuviera muy lejos, y hasta se puede notar que se siente hablándole a alguien que lo escucha desde muy alto.

El candidato asegura que a pesar de todo el poder que tendrán allá arriba, el no permitirá que, allá arriba, se apropien de sus fantasmas y los corporicen. Él será quien impida las reformas constitucionales que se imaginó, él impedirá que se le escapen los fantasmas, él no firmará otro Pacto de Olivos. Al candidato le faltó decir: “yo no firmaré un pacto de olivos”, pero arruinaría un poco la distinción con la que aún se enuncia su apellido, aunque no más que la forma en la que él lleva puestos los trajes del difunto padre.

El candidato está lejos de la Presidenta , a millones de votos, pero siente la necesidad de decirle algo: “no le creo nada”, le dice. Y continúa con una serie de potenciales flagelos que a rigor de verdad, no conmueven a nadie.

Es conmovedor ver el spot recortado, porque el candidato no puede dar un discurso de apenas un minuto de corrido. Los cortes son visibles, el candidato llega a un punto, cambian el plano, y continúa en otra postura y con otro tono de voz todavía mas impostado que el anterior.

Una producción audiovisual se expresa a través de lo que aparece en la pantalla, pero también con lo que queda afuera de campo. Allá, a donde mira Alfonsín en ese spot, no nos imaginamos a la Presidenta ruborizada porque le dijeron mentirosa, vemos al guionista, al director, al camarógrafo, buscando algo de qué amarrarse para sacar adelante esta campaña, o buscando al jefe de campaña para cobrar el cheque.

@ilpostino_hc para @prensa3m

jueves, 6 de octubre de 2011

Según R. Alfonsín, para gobernar bien, el radicalismo necesita “un poquito de suerte”


El candidato a Presidente de Udeso, Ricardo Alfonsín, reconoció ayer que “el oficialismo está a una distancia que no lo obliga a ir a una segunda vuelta”, y razonó que “los radicales somos buenos” pero “necesitamos es un poquito más de suerte”.

El candidato presidencial Ricardo Alfonsín volvió ayer reconocer que la distancia que lo separa del Frente para la Victoria es cruel y es mucha, y manifestó que su alianza no esta "en condiciones de afirmar que es fácil forzar la segunda vuelta", y el oficialismo esta “a una distancia que no lo obliga a ir a segunda vuelta”. En rigor de verdad, de darse resultados similares a los de agosto, el oficialismo no solo que no estaría obligado a una segunda vuelta, sino que tampoco tendría el derecho a una segunda vuelta.

Alfonsín, contextualizó su situación dentro de la boutique de desgracias que acumula el radicalismo, al considerar que “creen que no somos buenos gobernando, pero les vamos a demostrar que somos buenos, lo que necesitamos es un poquito más de suerte y que nos toquen contextos como el que le tocó al actual gobierno", y agregó: "ojalá nosotros hubiéramos tenido contextos internacionales económicos como los que existen desde 2003 en adelante".

En la misma tónica derrotista, el candidato presidencial de Udeso destacó las aptitudes del radicalismo para ejercer la oposición y dijo que "no van a encontrar en lo que tenga que ver con la libertad de prensa, los derechos individuales, las garantías constitucionales, ninguna concesión de la UCR; en las demás cuestiones que puedan ser opinables vamos a discutir con un espíritu muy constructivo procurando colaborar, pero oponiéndonos cuando creamos que tengamos que hacerlo".

Y en un rapto de mayor optimismo, el hijo del ex presidente arengó: "Estamos segundos, cada vez alejándonos más del tercero, y yo creo que esto tiene que ver con el hecho de la sociedad quiere, si no se logra forzar una segunda vuelta, poner límites al gobierno".

Por otra parte, la consultora Poliarquía, dio a conocer una encuesta tan desalentadora para Alfonsín como para el candidato a Gobernador bonaerense Francisco De Narváez. Según poliarquía, Scioli se impondría sobre De Narváez con 52 puntos, sobre 16 del candidato de Udeso; mientras que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner alcanzaría entre el 54 y el 55 por ciento de los votos válidos emitidos.

Por @ilpostino_hc para Prensa3m