martes, 22 de noviembre de 2011

Pagué

Pagué el alquiler, hoy voy a pagar el celular, pagué por ser ácido, por ser cruel, por ser sarcástico, por ser inútil y por parecer inteligente, por estar deprimido y por estar contento, pagué la cuenta en el restaurant, pagué el cine en tres dimensiones y le monde diplomatique en papel de obra, lo pagué también cuando venía en papel de ilustración, pagué un monitor de 17 pulgadas que esta cada día mas mugriento, pagué boletos de colectivo que aún conservo, botellas que ya están vacías, primero pagué cassettes que ya no están vírgenes, después Cds y más tarde Dvds, pagué el alquiler de películas que marcaron mi vida, pagué por un 25 que se secó en el placard, pagué por una Nikon, lámparas de bajo consumo, planchas de poliestireno expandido, fotocopias para la facultad, pagué por dos entradas para ver a Roger Waters, pagué por marcos para las fotos, pilas para el scalectric, desodorantes, preservativos, dólares, guaraníes y pesos chilenos, pagué tasas de transferencia y tasas intersucursal, cargadores para el celular y tarjetas control, pagué AFIP, pagué expensas, escribanos y martilleros. Nunca pagué un soborno, nunca me lo pidieron; nunca pagué por un mp3, nunca vi una película en Cuevana, pagué por comida en la estación Constitución y pagué por la comida de la estación Constitución, pagué bebidas y comidas para mariana, pagué una entrada a Calle 13 para mariana, pagué lavanderías, peluquerías y librerías, pagué distinguidos cafés para la matancera, pagué carísimas entradas para ver óperas, pagué litros y litros de combustible y otros tantos de vinos y cerveza, pagué carne, fideos, salsas, verduras y frutas, leche crema y manteca, aceite de girasol y aceite de oliva. Pagando es como las personas nos entendemos. ¿Pagué bastante no? Ahora entiéndanme. Y también páguenme si es posible.

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