viernes, 25 de marzo de 2011

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Una vez más la Plaza de Mayo fue el epicentro del ritual que cada 24 de marzo reúne a una multitud de manifestantes de toda clase de credo, partido y origen. Una sólida marcha de militantes de “partidos de izquierda” fue sucedida por un interminable desfile de organizaciones y manifestantes que, hasta las nueve de la noche seguían ingresando a la Plaza. La heterogeneidad, el color y la juventud caracterizaron una escena que incorporó nuevos actores.

Desde muy temprano la Avenida de Mayo fue un gran desfile de banderas y estandartes desde la 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo. La manifestación más tradicional partió cerca de las seis de la tarde, con las madres y las abuelas sosteniendo las gélidas caras de sus hijos, en una extensa bandera. Las manos curtidas y plegadas de las Madres, contrastan con la piel tersa del rostro de sus hijos que sólo en esas fotos se los puede tocar.

Detrás de esas ancianas, el grupo de danza y percusión La Chilinga cautivó la atención del gentío. Y más atrás una interminable caravana de organizaciones paseó sus estandartes, hizo escuchar su voz; todos dijeron tres o cuatro consignas claras: memoria verdad, justicia, y Cristina 2011.

Los chicos que años atrás marcharon a caballito de sus padres, hoy marchan en las numerosas columnas de los estudiantes secundarios, otros miles cantan desaforadamente bajo los estandartes de La Cámpora, encabezados por Florencia Kirchner, “el cuervo” Larroque y Juan Cabandié. La Juventud Sindical cicatrizó viejas heridas que antes separaban el tejido social, y ahora los encuentra a todos consustanciados con el compromiso por los Derechos Humanos, junto a las Abuelas, las Madres y las organizaciones de ex presos políticos.

La enormidad de la manifestación, el desarrollo de las organizaciones, y la propia mutabilidad de las cosas, modificó la centralidad del acto; que ya no está en el escenario y la lectura de documentos, ahora se trasladó a lo que ocurre debajo de cada bandera, a los rostros y los cánticos de cada columna, a las intervenciones callejeras. En una esquina, frente a la catedral, un grupo de jóvenes ofertaban “abrazos gratis”, en un cartel escrito a puño y letra. Caminaban entre la gente y se fundían en abrazos con desconocidos. Muchos inorgánicos que antes caminaban por las calles, ahora miran de costado, y aplauden el paso de las organizaciones juveniles, como si se tratara de un desfile de carnaval. Sobre Avenida de Mayo, unos afiches firmados por “La Poderosa” denuncian la complicidad con la dictadura de Herrara de Noble, Joaquín Morales Solá y Mariano Grondona entre otros civiles.

Nombres propios

En la marcha de las Madres y las Abuelas había banderas rojas, celestes, negras, fucsias y verdes. Pero todos ellos tenían alguna consigna referida al 2011 y al liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner.

En la manifestación de las organizaciones de izquierda, el único nombre propio de personas vivas que se podía leer era Khadaffi y Mubarak, a quienes se los condenaba o se les exigía “que se vayan”. La ausencia de nombres no es propio de la horizontalidad de los partidos de izquierda, muy estrictos en su organicidad, más sí de su orfandad de liderazgos.

Con todo, la multitud y la heterogenidad de las fuerzas políticas y la concurrencia masiva de ciudadanos de a pie volvieron a expresar una vez más que las Madres, las Abuelas, y las organizaciones de Derechos Humanos, dieron una batalla cultural, y la ganaron.

Buscar la Verdad y hacer Memoria, no es sólo revolver donde la tierra es pútrida para encontrar las huellas de los criminales; buscar la Verdad y la Memoria es construir el entramado de discursos que un pueblo ejecuta para iluminar sus intrincadas vidas. Para eso es necesario la música, las marchas, los esténciles, los afiches, las obras de teatro, las esculturas, los centros de memoria, los discursos políticos, los actos en las escuelas, las voces en la radio… La eficacia de ese entramado no está dada por su exacta representación del pasado, sino por el volumen de su circulación en la sociedad, y la capacidad de ese discurso para explicar el pasado y echar una luz que de esperanzas para el futuro: de modo que el almacenero, cuando piense abrir su mercado por primera vez, elija por nombre el porvenir, y no el más cierto pormorir.

Il Postino para Prensa3m

1 comentario:

  1. Indignante que la izquierda torpe se abra y haga un contra acto horas antes de la llegada de las madres. No querian que el acto se politize y la plaza parecía un centro de estudiantes.

    Buenisimo el blog, va a mi blogroll.

    el mio: http://elhijodelapatota.blogspot.com/

    cané

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