domingo, 13 de marzo de 2011

“Quiero una juventud que construya su propia historia”


Una multitud desbordó la cancha de Huracán en el acto que cerró Cristina Fernández de Kirchner y organizó la Corriente de la Militancia. En su discurso, la Presidenta verbalizó nuevos desafíos para el kirchnerismo y arrancó casi mas lágrimas que aplausos.


Cuando las personas están consustanciadas con un proyecto y quien lo lidera, se permiten emocionarse, absorber en sus fibras lo que ya estaba en el plano de las ideas. Durante largos minutos, el discurso de Cristina Fernández transitó las fronteras del llanto, su público no fue a mostrar quién aplaude más fuerte, como es común. Este cronista pudo ver más ojos brillosos que palmas coloradas. Muchos fueron a Huracán, porque como dice el pingüino de la foto, se sienten invitados a ser parte de algo.


Cristina entiende que el kirchnerismo ya trascendió a la dirigencia política y a los oportunistas de siempre, interpretó que los sindicatos y el PJ son organizaciones necesarias, pero resultan contenedores insuficientes, y sus dirigentes no pueden ser los que administran la admisión y permanencia en el espacio kirchnerista. Por eso acentuó la necesidad de construir en función de las coincidencias, de no preguntar de dónde vienen los nuevos, más sí para donde dónde quieren ir. Están todos invitados, es la consigna.


La sorpresiva aparición en el escenario de Cristina junto al Gobernador Scioli es un mensaje en el mismo sentido. Pero es un mensaje para todos: a Scioli le muestra que toda esa gente, y todos esos trajes K que la acompañan en el escenario, también son sus compañeros; y a esos dirigentes sociales, sindicales, a los funcionarios de su riñón, les muestra que Scioli, también es un compañero K. La columna de Partido Comunista convivió con la del sindicato de peones de taxis, los camioneros convivieron con los sindicatos docentes.


En su primer acto político después del fallecimiento de Néstor Kirchner, Cristina puso en palabras el nuevo desafío que tiene que asumir el kirchnerismo: institucionalizar el modelo, el Proyecto Nacional: “el gran desafío es que el campo nacional y popular pueda institucionalizarse, pero eso no se hace a través de una ley o un decreto, sino cuando se hace carne en el conjunto de la sociedad, porque visualiza que ese es el camino más seguro”, dijo la Presidenta.


Otro tópico que también incorporó en el acto de Huracán, es la necesidad de escindir la continuidad de un proyecto político de las contingencias de una o dos personas: “A lo largo de la historia, el campo nacional liderado por hombres y mujeres vivió un drama que consistía en que cuando esos hombres y mujeres ya no estaban, eso se desperdigaba porque faltaba la construcción política institucional. ¿Cómo hacemos para que la transformación o el cambio no dependan de una persona o dos? Dijo Cristina.


El enunciado de la Presidenta es atípico en los discursos políticos, máxime entre quienes tienen aspiraciones electorales. Nos sumerge en un problema característico a todos los proyectos populares de la historia, y la sola mención de ese problema en un acto de campaña, describe la enorme diferencia que separa a Cristina Kirchner del resto.


Los precandidatos prefieren indicar que su protagonismo es imprescindible, por eso reclaman el voto popular. En cambio el llamado de Cristina Kirchner no es a introducir una boleta con su nombre, sino a generar las condiciones que hagan sustentable un proyecto político que poco a poco se está internalizando en vastos sectores de la sociedad.


El resto del discurso repasó los logros obtenidos desde 2003, homenajeó a Kirchner, y evitó cualquier tipo de mención que la sumerja en las facetas mas intrincadas de la historia. La fecha de la convocatoria coincidió, no casualmente, con el aniversario del triunfo de Cámpora en 1973. Pero la presidenta dejó a Duhalde y a Pino Solanas chapuseando en ese tramo de la historia, en la soledad de los estudios de televisión.


A los organizadores del acto se los notó eufóricos. Su primera gran presentación pública fue un éxito y contó con el apoyo de la Presidenta, que dio su primer acto político junto a ellos, y no en un acto organizado por el Partido Justicialista bonaerense. Ya habrá tiempo para eso también. La contundencia del hecho político sedujo también a muchos intendentes y gobernadores, que prefirieron ser de la partida, antes que verlo por televisión. La convocatoria superó las expectativas de tal modo, que sobre las 15 las organizaciones barriales que responden a los distintos intendentes del conurbano fueron contactadas para que suspendan sus movilizaciones, porque el estadio ya había llegado al límite de su capacidad.


La juventud es otra característica que signa los actos del oficialismo. Al finalizar, cuando las columnas se descontracturaron se pudo ver la enorme cantidad de jóvenes que recorrían el campo de juego. Pequeñas agrupaciones de veinte o treinta personas, con remeras y banderas distinguidas, construyen una nueva simbología y retoman íconos que habían sido olvidados o que no pudieron ser, como El Eternauta. En ese tránsito por el campo de juego, la canción Juguetes perdidos de los Redonditos de Ricota sonó a todo volumen, y reconvirtió el acto político en un recital de rock. Pero el himno ricotero no musicalizó la escena distópica de los caóticos recitales de los Redonditos de Ricota: “Banderas en tu corazón, yo quiero verlas ondeando, luzca el sol o no, banderas rojas, banderas negras, de lienzo blanco en tu corazón”, letra y música de un estadio lleno de gente que eligió ser protagonista de los documentales del futuro. “Quiero una juventud que construya su propia historia”, les dijo Cristina.


Para Prensa3m

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