sábado, 17 de octubre de 2009

En movimiento


El Día de la Lealtad, más es un día de festejo que de reflexión. Las calles se empapelan de convocatorias, la bloggera explota de homenajes y los gimnasios de los pueblos están atiborrados de compañeros. No faltarán los asados. Con todo, la sinapsis se vuelve involuntaria y no podemos evitar un abordaje pretendidamente analítico del tema.

Para algunos de los que crecimos en los noventa, el proceso de peronixación fue lento y el kirchnerismo fue el factor que determinó nuestra identificación con esta corriente política. Curioso, porque algunos somos peronistas sin haber conocido EL MOVIMIENTO. De alguna manera sentimos nostalgia por algo que nunca vivimos.

Pero basta una mirada sobre la superficie de la historia argentina para sentir las huellas que dejó el peronismo. De las texturas mas placenteras:
Soy hijo de trabajadores y puedo desarrollar una carrera universitaria.
Mis viejos se pueden tomar vacaciones.
Algún día se van a jubilar.
Y lo mas importante de todo, ellos, como trabajadores, son un actor político. El hecho revolucionario del peronismo: la inserción de los trabajadores a la discusión política nacional. En todo, el peronismo fue condición necesaria para que así sea.

En los últimos treinta años se produjeron retrocesos notables en las atribuciones que habían logrado los trabajadores, y lo que es peor, en la capacidad de los trabajadores de obtener sus reivindicaciones. La experiencia nos indica que es necesario reconstruir ese movimiento, que deberá adecuarse lo suficiente a los tiempos que corren, para poder adecuar los tiempos que corren al deseo y las necesidades del conjunto.

Sin movimiento no habrá dirigencia alguna que pueda modificar la estructura social y las relaciones de poder que determinan la forma miserable en la que viven (vivimos) millones de argentinos.

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